¿Te sientes identificado con alguna de estas frases?
- Debería viajar más.
- Debería conocer gente.
- Mi vida es poco interesante.
- No leo suficientes libros.
- Quiero escuchar más música.
- Quiero tener un trabajo más emocionante.
- No he tenido suficiente variedad de parejas sexuales.
- Debería variar mis menús más a menudo.
- No soy lo bastante culto.
- Quiero apuntarme a… (violín, pádel, fotografía, arreglos florales).
- No quiero morirme sin… (haber tenido hijos, saltado en paracaídas, escrito un libro, conocido en persona a algún famoso).
Que levante la mano, por favor, quien hoy, aquí y ahora se sienta suficiente. Suficientemente guapo, listo, sano, adinerado y feliz. Quien no tenga la impresión de que le faltan horas en el día para hacer lo que querría hacer y así sentir, por una vez, que está aprovechando la vida al límite.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué esa obsesión con no desperdiciar el tiempo, con saber más, tener más amigos, más experiencias y más posesiones? Cada vez parece estar más aceptado, al menos en el mundillo del crecimiento personal, que consumir objetos no nos dará la felicidad. Pero ¿que pasa con el consumismo mental? ¿Es realmente posible experimentar la vida a tope en todas sus dimensiones, todos los minutos de nuestra vida?
Quiero cambiar… pero no tanto
El cambio es la unidad mínima del crecimiento personal, y para que haya cambio tiene que haber un contacto con algo nuevo. A todos nos ha pasado: conocemos a alguien que nos da una visión distinta de la vida o pedimos una beca Erasmus que abre nuestros horizontes. Y si estás deprimido o estancado en una situación vital que no te convence, es probable que haya llegado el momento de abrirte a otras posibilidades.
Pero quizá, como muchos de los lectores de este blog, te sientes un poco cansado. Estás agotado de leer historias de personas que cambiaron su vida de principio a fin, lo dejaron todo, se fueron a viajar por el mundo y tienen un blog, o una cuenta en Instagram, o un muro de Facebook, lleno de fotos con gente interesante y divertida, en lugares exóticos y lejanos. Has tratado de incorporar algunos de los cambios que ha hecho esa persona, o quizá todos a la vez, y no crees que estés aprovechando cada minuto, y te sientes mal.
¿Eres débil? ¿Eres una de esas personas atadas a un trabajo que se está comiendo su alma, que no tienen ambiciones ni ilusión por perseguir sus sueños? ¿O quizá eres simplemente normal?
Ciclos de apertura y cierre
La experiencia se estructura en ciclos de apertura y cierre. Permíteme que me ponga en modo abuela Sauce ahora. Mira a tu alrededor: si estás en el hemisferio norte, ya casi es primavera. Observa a todos esos árboles que se han pasado meses con las ramas desnudas y un aspecto un poco aburrido, y que ahora empiezan a brotar por las esquinas.
¿Están esos árboles preguntándose si son árboles débiles y grises, que no valen nada, que han nacido para perder y necesitan un curso sobre cómo realizar todo su potencial aquí y ahora?
Nadie tiene los ojos abiertos todo el día, ni pretende estar veinticuatro horas despierto, o comiendo, o inspirando, o bebiendo agua. Sabemos que debemos dormir, digerir y espirar. Sin embargo, parece que otros aspectos de nuestra vida y nuestras emociones sí tienen que estar abiertos día y noche.
¿A qué viene esta obsesión con vivirlo todo?
Por supuesto, esta es solo mi visión de persona que ha sufrido burnout existencial unas cuantas veces. Y las explicaciones que se me ocurren son lo que se dice completa pseudociencia. Pero creo que los tiros pueden ir por aquí:
- La insatisfacción es una herramienta de supervivencia: en el pasado, quien cazaba más, tenía más hijos, usaba más herramientas y acumulaba más provisiones, vivía más. Un troglodita minimalista era un troglodita muerto. La insatisfacción está grabada muy profundamente en nuestros circuitos cerebrales y el deseo es lo que nos mueve a cambiar y a evolucionar.
- Las malditas, malditas redes sociales: por definición, las redes sociales recogen los momentos activos, lo que es distinto de la rutina. Si estamos todo el día observando un puñado escogido de momentos fuera de lo común, es fácil empezar a creerse que la vida es así.
- Todos queremos validar nuestras opciones, y algunas suenan mejor que otras. El gurú que te dice que trabajar en un cubículo es una mierda y que lo que tienes que hacer es crear una página de ingresos pasivos, contratar un asistente indio e irte a Argentina a participar en concursos de tango, está probablemente lidiando con la misma insatisfacción que tú.
- Hay que consumir algo, y ese algo puede venderse. El mencionado gurú puede capitalizar tu insatisfacción y tu probable envidia y venderte la receta de cómo ser exactamente igual que él. Esto está muy bien si tú quieres ser exactamente igual que él. Pero ¿y si no?
Riesgos de querer estar a tope todo el rato
Tu estilo de vida no tiene por qué ser el de ese gurú de la autoayuda
Yo vivo en Margalef, un pueblo cerca de la quinta zona de escalada más famosa del mundo. Escalo por la mañana y trabajo por la tarde, o viceversa. A veces escalo un lunes y trabajo un sábado. No me pongo el despertador. No tengo otro jefe que el Estado. Leo un montón y conozco a gente divertida en la roca. Peeero un pueblo puede ser muy aburrido, y no tengo amigos de verdad aquí más allá de Pablo, y la distancia al Corte Inglés más cercano me hace llorar. ¿Es vivir en un pueblo y trabajar por Internet lo mejor del mundo? ¡No! Es mi opción, ahora.
Si no quieres dejarlo todo y viajar por el mundo, ¡está bien! Si no te apetece irte de Erasmus, o compartir piso, o conocer otras culturas, ¡también está bien! Puede que tú tengas valores distintos. Tranquilidad, o sentirte arraigado, o poder andar en bolas por tu casa. Nadie dijo que hacer amigos en un albergue sea mejor que cuidar a los que ya tienes, o que admirar la belleza de las cataratas de Iguazú sea mejor que admirar la que tienes delante de ti, aquí y ahora.
Puede que necesites un nivel distinto de estimulación
Igual que hay personas con una mayor tolerancia al frío, al calor o al dolor, hay personas que necesitan niveles de estimulación más bajos para sentirse a gusto. A lo mejor para ti es demasiado estar todo el rato conociendo gente nueva o probando comidas exóticas. Si la rutina te da paz, bienvenida sea: la paz es complicada de conseguir y merece la pena conservar la que tenemos. Encuentra lo que tiene un sentido para ti. No hace falta que contentes a nadie.
Apertura puede implicar pérdida de foco
¿Alguna vez has cerrado los ojos para concentrarte? Seguro que sí. Y lo has hecho porque para centrarse de verdad en algo es necesario dejar fuera otras cosas. Si cavas medio metro en veinte sitios distintos, es poco probable que encuentres agua: llegado un momento, es necesario elegir y profundizar todo lo que se pueda.
Vivirlo todo es imposible
Esto no es pseudociencia: es una verdad como un templo. Cada elección exige renuncias, y cuando uno quiere vivirlo todo, a menudo se queda paralizado, pensando si la opción que va a elegir es realmente-realmente la mejor, la que más encaja con él y se alinea con los astros de su pasión y su propósito último en esta vida.
Déjame que te diga algo: yo no sé si la psicología, o escribir aquí, es “mi pasión”. Sé que está bastante bien y que es una buena forma de traer comida a la mesa. Pero quizá exista alguna otra carrera profesional mucho más adaptada a mí y a mi carta astral. Sinceramente: me da igual. Porque el tiempo que pase buscándola es tiempo que pierdo para ser capaz de convertirme en una psicóloga decente la mejor psicóloga del mundo.
El burnout es un riesgo real: la vida es un proceso creativo
Tengo un post entero dedicado a eso, así que resumo: si te pasas con la apertura y el cambio, puede que quemes. Y quemarse no es agradable. Te sientes falto de energía, agotado y triste. Al fin y al cabo, a menudo el sufrimiento nace por no ser capaces de enfrentarnos a los desafíos que nos presenta la vida: más nos vale ser cuidadosos con los desafíos que nos presentamos nosotros
El poderoso concepto de “suficiente”
Tener suficiente es algo maravilloso. Cuando mi mente no está perdida planeando el futuro o corrigiendo el pasado, y me permito mirar al aquí y al ahora, y darme cuenta de que tengo todo lo que puedo desear… me siento muy rica. Millonaria. A lo mejor hay mucho que te gustaría cambiar. Pero es muy probable que haya facetas de ti que ya sean suficientes. Si este concepto te llama la atención tanto como a mí, permanece atento al blog: vamos a explorarlo en próximos posts.
Un permiso extraordinario
Ya sabes que Psicosupervivencia cree firmemente en la inteligencia de sus lectores. Tú sabes lo que necesitas. Sabes si ahora mismo estás en un momento en el que quieres más expansión, apertura y cambio, y sabes si tu pereza tiene más que ver con la tristeza y el miedo que con el cansancio. Si esa es tu situación, no hagas ni caso a este artículo: sal, conoce, vive y experimenta.
Pero si te sientes identificado con algo de lo que has leído en este post, te propongo que te des un permiso extraordinario. Date permiso para adoptar una actitud de contracción o de cierre si sientes que es el momento.
Permiso para renunciar. Para ser consciente de que por cada opción que tomas, hay decenas que se cierran.
Permiso para descansar. Para tirarte en el sofá a hacer el vago y ver tres capítulos seguidos de tu serie favorita.
Permiso para no aprovechar cada minuto del día al 100%. Hasta para mirar Facebook y todo.
Permiso para dejar áreas de tu vida totalmente abandonadas. Para ser un inculto total en música clásica, en historia universal o en cocina moderna.
Permiso para no tener interés en conocer a alguien. Para decir que no a esa cita a ciegas aunque lleves tiempo buscando pareja.
Permiso para no irte de Erasmus/ al extranjero/ a compartir piso/ a viajar por el mundo. Para quedarte donde estás y profundizar en lo que ya conoces.
Permiso para no tener un hijo/ escribir un libro/ plantar un árbol. Para no hacer una de esas cosas de las que quizá te arrepientas en tu lecho de muerte (o quizá no), sabiendo que todas las experiencias pueden aportarnos aprendizaje si las enfocamos desde la perspectiva adecuada.
Permiso para no leer esos libros en cuya tapa pone la palabra “imprescindible”. Solo lo hacen para vender 😉
Epílogo: ¿por qué he escrito este artículo?
Quizá te preguntes por qué después de estos meses de silencio he elegido este artículo para retomar el blog. La razón es que hace unos meses tuve que darme a mí misma permiso para dejar parado un proyecto, Psicosupervivencia, que iba objetivamente bien. Para no dar el máximo de mí. Para decepcionar a mis lectores, perder oportunidades, observar cómo el blog languidecía con cada vez menos visitas. Pero era lo que necesitaba y estuvo bien.
Gracias a estos últimos meses, he podido recuperar mi pasión por la psicología poco a poco y desde los cimientos. Ahora me hace ilusión escribir en Psicosupervivencia, e incluso estoy trabajando en una web para ofrecer terapia vía mail. Ha terminado el ciclo de cierre y comienza otro de apertura, y si ahora puedo seguir adelante es porque paré a tiempo y me di el descanso que necesitaba.
Por eso, de entre todos los temas que tengo apuntados para esta nueva etapa, este es el que más me apetecía tratar. Porque no se puede estar siempre a tope. Pero a veces, no estar a tope es la mejor manera de aprovechar el tiempo.
[Imagen: Christian Weidinger]
**EDITO: Me he encontrado con la sorpresa de leer un artículo muy parecido hoy en Vivir al Máximo, el blog de Ángel Alegre. Se titula Cómo disfrutar más haciendo menos y contiene un punto de vista muy similar con un montón de sugerencias prácticas que pueden servirte. ¡Échale un ojo!**
Genial!!
No se puede estar siempre a tope porque es agotador. Nuestras energías son limitadas y si agotas estas, corres el riego de verte en serios problemas físicos y a su vez psicológicos.
Como dice el tópico, a veces los árboles no nos dejan ver el bosque. Tanto bombardeo de «imprescindible» información, tantos estímulos guiñándonos el ojo, tantos seductores cantos de sirena… a veces parecemos niños de cuatro años transitando a su capricho en el interior de una juguetería. Intentamos abrazar demasiado y perdemos la fuerza en el intento.
Por cierto, me encanta tu sentido del humor.
«Todas las experiencias pueden aportarnos aprendizaje si las enfocamos desde la perspectiva adecuada». Estoy de acuerdo con la idea. Pero el problema es saber cuál es la perspectiva adecuada. De acuerdo con todo lo expuesto en las entradas anteriores en el curso de la vida «jipi», se entiende que esta perspectiva debe estar estrechamente relacionada con los valores individuales. ¿Estoy en lo cierto? Sin embargo, hay un tema que me inquieta: el hecho de que vivimos en una sociedad donde el choque de valores personales y valores sociales es perenne. Conseguir un equilibrio entre ambos es difícil, al menos, en mi opinión.¿O hay que pasar de todo el mundo y vivir exclusivamente de acuerdo con nuestros principios? Lo veo difícil. Saludos
Estoy guardando esto en Instapaper, me comprometo a leer y re-leer cada vez que me ahogue con mil cosas !Porque me pasa muy a menudo¡
Felicidades por el regreso (otra vez) 😉
Creo que lo que hablas de insatisfación tiene que ver con la estimulación y la euforia que nos dan esos estímulos, y al final el cerebro quiere más, necesita que el estímulo sea más intenso o más prolongado o más cantidad… para seguir sintiendo lo mismo, como una droga y eso es lo que nos lleva, si no paramos los pies a nuestro cerebro, a meternos en la espiral de más y mejor y no parar si no nos hacemos conscientes.
Para mi las claves están en «la que tienes delante de ti, aquí y ahora», «Sentido para ti.» «no hace falta que contestes a nadie».
Lo de la búsqueda de la perfección en nuestra existencialidad me ha recordado a lo que Elsa Punset llama maximizadores ( https://www.youtube.com/watch?v=lf5nAEpZTUk ) y la necesidad de asumir que toda elección implica pérdida y renuncia, y que la satisfacción pasa por asumirlas, y con lo que ella llama Optimizadores, que son los que como dices tú eligen teniendo como valor el «Suficiente».
Me siento muy identificada con la descripción de Jorge de niño a merced de sus caprichos en una juguetería, y como consecuencia el agotamiento que describes.
Y para lo que dice Jose creo que, para mí, la clave está en que comprendamos que todos filtramos la realidad a través de nuestros sentidos y que hay más de una opción buen, óptima, que no hay una única manera de hacer las cosas y sólo así podremos acercarnos al otro y asumir el reto de poner en común y vivir óptimamente en sociedad, asumiendo que como individuos somos únicos y que para convivir hay que consensuar y ponerse en la piel del otro, llegar a un acuerdo…
Un saludo
Pereza o cansancio? esa es la cuestión. A veces pienso que el éxito en la vida (o sea, vivirla con sabiduria) radica allí. Hasta donde seguir y abrirse, o parar y echar raíces. Te pregunto:de veras uno sabe?
Muy chulo el artículo, y va al centro de uno de los mayores problemas que tenemos muchos y muchas. Las causas son muy variadas, y creo que tienen que ver con el sistema de producción de bienes de consumo, pero ese es otro cantar : ) Lo importante es darse cuenta de que no hay que vivir en la rueda de hámster si no nos apetece.
¡Muchas gracias, Marina!
Acabo de encontrarme con este post mirando facebook y me viene como anillo al dedo por la experiencia que he tenido este fin de semana.
Mi forma de ser conlleva estar más tiempo a solas que con gente. Tengo un diablo que me come la moral con: tienes que conocer a más gente, tienes que relacionarte más, tienes que escribir esto…tienes que coquetear, tienes que seducir y tienes que hacer MÁS!!
Pensando que reunirme en un albergue con 40 personas que no conozco más que a una y que por lo que me dijeron todos eramos más o menos de la misma temática… me animé a «hacer más».
¡¡¡Fiesta de singles!!! No meté a mi amiga porque había mucha gente que no me conocía.
Al llegar a mi dulce hogar reflexioné: ¿Para qué?
Cada uno tiene y «vende» su calidad de vida.. todos utilizan el «maestro» que llevan dentro para convencerte que si te levantas con el pie derecho cada día, tu vida será más propicia.
Y luego sales de los blogs y te encuentras con gente INSATISFECHA… que sólo busca tener ingresos pasivos.
Aplaudo este post porque me encanta tanta autenticidad.
Un beso
EvaHC
Pues da la casualidad que hoy estoy pachucha y me he dado permiso para no ir a trabajar(me ha costado).
Cuando estaba en Brasil veía claramente que un día de la vida o existencia no era mas que un grano de arena en una playa inmensa. Si la playa te gusta no debes tirar el grano a la basura pero tampoco sacrificarte por él, pues hay más granos y el conjunto es el que forma la playa.
Ahora,sin embargo, hay días que no logro mantener esta visión y me dejo llevar por los «hay que aprovechar el tiempo».
Besotes,
Un artículo estupendo.
Excelentisimo!
me sentí super identificada,
de hecho, ya estoy tomando acciones…
y me encanta leerte porque a veces pienso así, en esta carrera de vida por lograr todo, nos agotamos y no terminamos haciendo nada… sobretodo las mujeres siempre creemos que el reloj es nuestro peor enemigo…
Gracias siempre por estar ahí y retomar tu maravilloso blog!
Linda semana
Genial el post! me siento totalmente retratada, y lo que más me gusta es la retranca que le pones, porque es la misma que me pongo yo a mi misma cuando me da por autoexigirme!!.
Sigue así, los jipis seremos una tribu.
¡Hola Marina!
Muy de acuerdo, creo que necesitamos decirnos y escuchar esto más y en definitiva, elegirnos a nosotros mismos y confiar en nuestra inteligencia y en nuestra suerte.
Y de vez en cuando recapitular para saber dónde estamos, cómo estamos…
Mucha suerte en la nueva etapa 🙂
Gracias
Excelente!También leí el articulo de Ángel de «Vivir al Máximo».Siempre me gustan estos temas,pues creo que la mayoría de la gente necesita esta clase de estímulos en su vida para no sumirse en la desesperanza.Me alegra que hayas reactivado el blog!Exitos Marina y adelante!Te sigo leyendo…
Un post muy completo Marina! Comparto tu visión.
Cuando uno se adentra en una etapa de autoexigencia, es muy conveniente tener presente las propias limitaciones. De lo contrario, puedes quedar preso de tus propios propósitos. De echo, considero que aprender a tratar con ellos forma parte del proceso de crecimiento.
Saludos!
Interesante. Realmente interesante. ¿No crees que además de la presión que ejercen sobre nosotros las redes sociales (que la mayor parte de las veces es puro marketing) que nos crea ilusiones que son ficticias casi siempre, tb están sobrevaloradas ciertas vivencias/habilidades/actividades/hobbies?
Cuanta falta hacías!
Muchas gracias por compartir tus pensamientos y reflexiones de una manera tan amena.
Espero seguir leyéndote, un abrazo desde Colombia!
buena reflexion ,muy buena …
Yo el año pasado lo tuve muy intenso,cerré algunos ciclos, experimenté cosas nuevas y este año me permito estar de lo más tranquila, hasta he abandonado la lectura mi gran afición de siempre, me causa algo de extrañeza pero me limito a esperar que vuelvan las ganas. Creo que merezco un respiro.
Cada uno de nosotros nos podemos sentir bien con cosas totalmente distintas. Tenemos que aprender a identificar lo nos hace feliz, y tal como lo mencionas en tu post, no se puede hacer todo.
Bienvenida
Me ha gustado mucho el post, de hecho vengo de leer el del blog de Àngel Alegre y los dos me han parecido muy interesantes y estoy totalmente de acuerdo con los dos. Ya hace un tiempo que me «obligo» a darme permisos a parar, a decir no, a no-hacer… Porque es verdad que parece que siempre haya que estar haciendo algo y es agotador… Como siempre el equilibrio entre hacer y no-hacer, descansar, disfrutar de lo presente y cercano, claro que sí!
Ahora que he descubierto tu blog, te voy a seguir, así que hasta pronto! Y felicidades por tu blog!