Aprender a confiar en uno mismo es como descubrir un tesoro enterrado en el patio trasero de tu casa: lo tenías ahí al lado y no te habías dado cuenta de su valor hasta ahora.
Llevo mucho tiempo dándole vueltas a este artículo porque no tenía claro cómo transmitir el concepto, o siquiera si era un concepto válido. Suena un poco esotérico: “confía en tu intuición”, “conócete a ti mismo”, etc. Me recuerda a aquel chiste de Mafalda en el que Miguelito pregunta si el libro de “Conócete a ti mismo” no viene con un espejo.
Sin embargo, quiero abrir una conversación sobre el tema porque en mi experiencia, y la de muchos clientes, cuando uno empieza a pensar que hace las cosas por un motivo, y a descubrir las soluciones y decisiones acertadas que ha tomado y sigue tomando día a día, la vida se vuelve más sencilla y destapamos un enorme poder para lograr nuestros objetivos.
¿Qué quiere decir confiar en uno mismo?
La forma más sencilla de explicarlo es compararlo con confiar en un amigo, o en nuestra pareja. Hacerlo implica:
- Confiar en que la otra persona no te va a hacer daño a propósito.
- Confiar en que hace las cosas por una razón y, en general, toma decisiones acertadas.
- Confiar en que quiere nuestro bienestar.
Es lógico pensar que nosotros vamos a hacer todo esto por nosotros mismos. Sin embargo, en el día a día nos encontramos a menudo desconfiando de nuestra intuición y de las decisiones que tomamos. ¿Por qué?
- Porque la Sociedad Perversa nos lo dice. Si comes lo que te apetece engordarás, y si no te fustigas para ir al gimnasio te convertirás en una vaca burra. Si trabajas en lo que te gusta serás pobre y si ves las pelis que te apetece nunca serás interesante y culto. Si no sigues las indicaciones de los expertos, morirás envenenado o te volverás loco.
- Porque nos lo dice un gurú. Quizá has llegado al estado en que ya no confías en la Sociedad Perversa, y ahora confías en la Sociedad Alternativa de Internet, en la que me incluyo. El mensaje es distinto, pero parecido: si te dejas llevar por la corriente acabarás siendo un asalariado aburrido. Si no sales de tu zona de confort y viajas por el mundo con una mochila, nunca crecerás.
- Porque nos lo dicen nuestros padres, amigos, pareja. «¿En serio no quieres tener hijos? Ya cambiarás de opinión.» «¿Vas a dejar un trabajo fijo, con lo mal que está la cosa?». «¿No deberías perder unos kilitos?». Etcétera.
- Porque hemos confiado en nosotros mismos y nos hemos equivocado. Hemos tomado decisiones impulsivas, llevados por el corazón, sin sopesar bien los pros y los contras… y ahora estamos metidos en el barro hasta el fondo.
- Porque no nos lo creemos. Pensamos que si realmente supiéramos lo que nos conviene, si dispusiéramos de una intuición profunda y acertada, conduciríamos nuestra vida suavemente y sin problemas, y no tendríamos necesidad, por ejemplo, de un blog como este 😉
- Porque si hacemos lo que nos dice otro en vez de lo que realmente pensamos, tendremos una buena excusa si las cosas no salen como habíamos planeado. («¡No es culpa mía! ¡Me lo dijo Punset!»)
Es decir, que tienes muchas razones para no confiar en ti mismo. Es lógico y normal que pienses que dentro de ti se esconde un vago-comilón-descerebrado que solo te llevará a la catástrofe y a la ruina.
Hoy estoy aquí para decirte que no. Que tenemos dentro de nosotros (casi) todo lo que necesitamos para estar bien, saber lo que nos conviene, hacer cambios y llevar nuestra vida en la dirección que deseamos.
Cuando confías en ti mismo, tomas decisiones con más facilidad y eficacia, estás más seguro de ellas y puedes concentrarte en el presente, en lugar de dar vueltas todo el rato a «qué habría pasado si…». Eres menos vulnerable a influencias y presiones externas, y valoras tu propio criterio por encima del de los demás. Aceptas tus errores y te perdonas, porque sabes que siempre estás buscando tu bienestar.
Sí, sé que suena a promesa increíble de gurú timadora. Quédate conmigo y prometo darte razones para que te lo creas.
Intuición: destapando el conocimiento oculto
Cuando iba a pasar consulta con mi amigo Anxo a Vejer de la Frontera, en Cádiz, me encontré con que muchos de los pacientes que llegaban de los pueblos del interior iban al psicólogo después de haber consultado con un chamán. Me hacía mucha gracia, pero ahora pienso que tiene sentido: si te cura un chamán u otro tipo de placebo es porque has sido capaz de poner en marcha recursos en tu interior que no sabías que tenías.
La idea de que el paciente sabe todo lo necesario para estar mejor no es nueva en psicología. La hipnosis clínica, por ejemplo, trata de sacar esos recursos escondidos en tu inconsciente mediante técnicas de visualización y sugestión. También lo hacen la terapia estratégica o la terapia centrada en soluciones, que se centran más en generar el cambio desde la propia persona que en dar consejos y lecciones.
En mi caso, cuando trabajo con algún cliente utilizo mucho la búsqueda de excepciones: los momentos en los que consigues vencer al problema, aunque sea un rato, con soluciones que se te han ocurrido a ti. Puedes probarlo tú mismo con alguna situación de tu vida que quieras cambiar.
- Quizá tengas insomnio. De acuerdo. ¿Tienes insomnio TODAS las noches? Si alguna noche duermes un poquito mejor, ¿por qué crees que es? ¿Qué hace que esa noche sea distinta a las demás? ¿Qué haces tú para que sea distinta? ¿Cómo puedes trasladar ese conocimiento a las otras noches en que no puedes dormir?
Por ejemplo: eres capaz de dormir las noches en que has hecho mucho deporte y estás cansado, o las noches en que no trabajas hasta muy tarde. Puedes tratar de hacer deporte más a menudo, o poner una hora límite para resolver asuntos de trabajo y así poder desconectar después. - Quizá te cueste relacionarte con otros y hacer amigos. ¿Te pasa con todo el mundo? ¿Hay situaciones en las que te resulta más fácil? ¿Hay personas a las que sí que te sientes cercano? ¿Qué diferencia a estas personas de otras?
Puede que seas capaz de relacionarte en actividades estructuradas, y que te convenga apuntarte a más, o que te haga sentir confortable que los amigos que ya tienes te presenten a otros amigos.
Casi todos los problemas dejan pequeños resquicios de esperanza, momentos en los que somos capaces de hacerles frente y no pueden afectarnos. Encontrar y expandir esas excepciones es mucho más fácil que inventar la bicicleta.
El libro sobre supervivencia en la naturaleza Quien vive, quien muere y por qué, de Laurence Gonzales, menciona que los niños muy pequeños que se pierden en el bosque tienen una tasa de supervivencia bastante alta porque actúan de acuerdo con su intuición: descansan cuando están cansados, se refugian cuando tienen frío, beben cuando tienen sed. No crean mapas mentales de cómo debería ser la realidad y no corren para llegar a sitios que están más allá de su visión, cansándose en exceso. Viven el presente y, curiosamente, eso les ayuda a permanecer vivos.
Otro fenómeno curioso que tiene que ver con la intuición son las hambres específicas, que tratan de compensar las deficiencias nutricionales a través de un apetito incrementado por algo en concreto: se han observado en varias especies en relación con vitaminas, minerales, proteínas, calorías totales o necesidad de agua.
Es decir, que si afirmo que existe dentro de nosotros una intuición sabia que nos puede ayudar, por favor, no cierres esta pantalla pensando que me he unido a la tribu new age de la Ley de la Atracción y el Pensamiento Positivo. ¡¡No, lector!! No es una idea mía y ha permitido a mucha gente cambiar para mejor.
Imagina tu intuición como un observador diligente y silencioso que recoge datos de manera consciente e inconsciente, y que los saca a la luz cuando más los necesitas. No te hace falta crearla de la nada, sino quitar todo aquello que te impide escucharla.
Ideas para empezar a confiar en ti mismo hoy
No sé si te he convencido, lector. Tres o cuatro ejemplos cogidos con pinzas y mi experiencia personal no son exactamente un metaanálisis de estudios doble ciego. Pero creo que no tienes mucho que perder. Al fin y al cabo, lo que te estoy diciendo es algo tan sencillo como que nadie sabe mejor que tú lo que te conviene, y que no ceder el control de tu vida a otra gente es una buena idea en la mayoría de los casos. Pruébalo y experimenta por ti mismo si una actitud de mayor apertura y escucha de tu intuición tiene consecuencias positivas en tu vida.
Si te has decidido a confiar en ti mismo, aquí tienes algunas ideas:
- Baja el ruido ambiental. Tu intuición es tímida y le cuesta alzar la voz. Encima, en nuestra cabeza hay tanto ruido que es imposible hacerse oír. ¿Cómo puedo escuchar a mi intuición si estoy todo el día leyendo blogs y libros, viendo la tele, navegando por las redes sociales, escuchando lo que dicen mis padres, amigos y vecinos sobre lo que debería hacer con mi vida? El primer paso para oír a la intuición es hacer callar a tantas otras fuentes de «sabiduría» como sea posible.
- Sé honesto. No confundas lo que te conviene con lo que te apetece.
Me recuerda a un chiste que me contaba mi madre.
“Esto era uno muy vago y muy vividor, que todo el rato le preguntaba a su cuerpo:
– ¿Qué quieres, cuerpecito mío?
– Quiero comer.
Y le daba de comer.
– ¿Qué quieres, cuerpecito mío?
– Quiero beber.
Y le daba de beber. Hasta que un día le preguntó:
– ¿Qué quieres ahora, cuerpecito mío?
– Ahora quiero trabajar.
– Pues vamos a dormir, cuerpecito mío, que tanto gustito no puede ser”.
La mayoría de la gente sabe distinguir perfectamente lo que le dice el corazón de lo que le gustaría que le dijera. Nadie prometió que seguir a tu intuición fuera siempre agradable y fácil. - Descarta a los «enemigos habituales»: miedo, apego, evitación. Cuando tomes una decisión basada en tu intuición, pregúntate: ¿Estoy haciendo esto por miedo? ¿Quiero evitar sensaciones desagradables? ¿Hay algo, o alguien, a quien me niego a dejar marchar? No se trata de someterte a un tercer grado, sino de cultivar poco a poco la capacidad para distinguir nuestra voz interior de la voz de nuestras limitaciones.
- Empieza a poner en práctica lo que tu intuición te dice. Si nunca pones a prueba sus consejos, no sabrás si son apropiados. A menudo hablamos de la intuición como si solo se manifestara en las Grandes Decisiones: ¿debo dejar mi trabajo? ¿Tener un hijo? ¿Mudarme a China? Pero la intuición habla bajito muchas veces. Cuando te dice que te quedes en casa si estás cansado, o que no vuelvas a llamar a esa persona que te hizo daño aunque se haya disculpado, o que sí, ha llegado el momento de dejar el alcohol, por difícil que parezca: esa también es tu intuición.
Hay muchas pequeñas decisiones reversibles en las que puedes empezar a hacerte caso a ti en vez de al último número de la Cosmopolitan. Poco a poco irás fortaleciendo tu fe en la vocecita de tu sabiduría interior y podrás aplicarla a problemas mayores. - Sé dueño de tus errores. Mi amigo Anxo, el de Vejer, dice que la terapia es como el ajedrez: uno tiene que planear cada jugada con una intención. Luego podrá o no salir bien, pero no será un movimiento aleatorio e inconsciente. Confiar en ti mismo te permite hacer las cosas con intención, y eso requiere que te hagas responsable de tus errores.
Mi madre es médico. Cuando empezó a trabajar, un compañero le dijo que tenía que aprender a decir: “me equivoqué y se murió”. En Autoayudalandia es común decir que “no hay errores, solo oportunidades”. Pero cuando te equivocas y alguien se muere, es difícil verlo como una oportunidad. En lugar de eso, puedes experimentar abriendo un espacio dentro de ti y admitiendo: “me equivoqué. Lo hice mal. Ojalá lo hubiera hecho de otra forma”. Y seguir adelante. Porque la intuición también aprende de los errores.
O, como dice Quique González: “Hay veces que lo bordas, y veces que lo tiras por la borda”. - Cultiva la compasión por ti mismo. Si cada vez que te equivocas te machacas, la próxima vez preferirás buscar a alguien a quien echarle el muerto. “Yo solo estaba haciendo caso a Marina, la de Psicosupervivencia”, dirás. O bien: “La culpa la tiene la TED talk super inspiradora que vi hace tres días y que me hizo salir corriendo a inscribirme en una ONG; por eso ahora estoy en mitad de la selva sin agua corriente, con picaduras de mosquito tropical y una crisis de ansiedad”. Así que trata de ser comprensivo. Haces lo que puedes con el conocimiento del que dispones. Eres suficiente, genial, fabuloso. ¡Te queremos! Trata de quererte tú también.
- Respeta las decisiones de los demás. Ya sabes que Psicosupervivencia da tanto valor a la autoayuda como a la heteroayuda. Cuando una trata de entrar en contacto con su sabiduría interior y se da cuenta de lo difícil que es que la cabrona se manifieste, empieza a ser un poco más comprensiva con los demás. Piensas: “si llevar mi propia vida es dificilísimo, ¿cómo voy a decir a los demás cómo deben llevar las suyas? Ellos también tienen su propio Oráculo Interior. Si no me callo, quizá no lo escuchen nunca.
“Pero hay gente que necesita consejos, Marina”, me dirás. Y yo te contestaré con esta frase de Bob Goff: la mayoría de la gente necesita amor y aceptación mucho más que consejos. - Los expertos están ahí para algo. No pasa nada si necesitas ayuda. Desde hace unos meses he empezado a hacer yoga con unos vídeos de YouTube. La profesora, Adriene, insiste mucho en que quiere dar permiso a los espectadores para que encuentren lo que se siente bien (find what feels good) y sean capaces, después de un tiempo, de componer sus propias secuencias y variaciones.
No es necesario ser un yogui experto para practicar un poco en casa. Todos sabemos cuando algo nos duele y cuando algo duele pero reconforta. La mayoría somos capaces de manejar el riesgo.
Por otra parte, si quieres mejorar como yogui, o si tienes una lesión que no se te quita, probablemente te beneficies de ir a clases presenciales o de buscar a un fisioterapeuta. Saber cuándo consultar a un experto también forma parte de la intuición y la sabiduría interior. Igual que puedes confiar en el médico que te deriva a otro para una segunda opinión, puedes confiar en ti cuando sabes dónde están los límites de tu conocimiento.
La cuestión no está en a quién escuchamos, sino en el lugar desde donde lo hacemos. ¿Es un lugar de miedo y parálisis, o un lugar de curiosidad y apertura?
Bueno, jipi, esto es todo lo que tengo que aportar de momento sobre confiar en uno mismo. Personalmente, estoy tratando de ser mucho más intuitiva y flexible en mi vida últimamente, y me va mucho mejor. Descanso más, como más, paso más tiempo al aire libre y me siento más satisfecha con mi vida. Te animo a que lo pruebes y me cuentes qué tal te va, y también a que aportes tus sugerencias y experiencias en los comentarios.
eres mu buena marina ….
un abrazo
Espectacular Marina!
Tus palabras suenan como campanitas en mis oídos, hace poco he tomado una decisión que cambia mi vida de forma bastante radical…y a pesar de los ruidos externos, e internos (aquellos basados en miedos, apegos, etc) me siento muy convencida y confiada… la INTUICIóN es la reina que conduce mi vida en este momento…
Gracias por las luces que enciendes en la vida de cada uno de los que te seguimos…
Marina! me encanta que te unas a la practica de la Yoga, es una forma de meditar activamente que desarrolla aun más nuestra intuición! Se lo recomiendo a todos aquellos que piensan que meditar es solo estar sentados imaginando la luz de una vela…
Un abrazo desde el trópico…
A.
Me reconforta leer tus posts Marina. Gracias. Podría algún día, cuando encuentre lo que me da miedo, preguntarte acerca de que hacer con el?
Un saludo y un beso y un abrazo, y una ronda de todo lo anterior para Pablo
(Ah, y felicidades para Pablo también ^.^)
Hola Marina, tan inspiradores y útiles todos tus post. Te escribo para pedirte un consejo: Tengo un marido que me quiere mucho pero es alcohólico y aunque no se mete conmigo cuando está pasado de tragos, yo me amargo la vida solo de verlo así. He decidido no dejarlo porque no me hace daño y en todo lo demás nos llevamos muy bien, tenemos un niño y él me respeta y es buen padre, pero quiero aprender a no complicarme la vida cada vez que lo veo comprar cervezas o alcohol. Ya lo he intentado varias veces pero me carcome la ira interna. Después de mucho hablarlo él sabe que le hace daño, pero debo respetar su decisión de hacerlo si eso es lo que él quiere y para lo cual asume bien sus consecuencias. ¿Cómo aprendo a no dejarme inundar por la ira cada vez que él decida hacerlo?
Hola Marina, creo que es un buen articulo el que has realizado, antes de leer sobre esto que has escrito, siempre daba por sentado que la intuición era importante en la vida que llevamos, yabwue la he experimentado en muchas ocasiones y me ha sido útil, sobre todo me he sentido bien aunque haya sido duro lo que la misma exponía ya que era lo que necesitaba. Pero hay un problema y siempre se lo he comentado a mis amigos «hay que saber hacer callar al de arriba» refiriéndome a nuestro cerebro y continuo flujo de pensamientos que no nos dejan oír lo que importa. Otro tema acertado es el de los consejos, es cierto que la gente necesita comprensión y menos consejos. Los consejos son en muchos casos veneno y la experiencia propia como bien dice el nombre es propia y no aporta soluciones reales o practicas o que pueda sentirse bien una persona. En fin buen articulo y en el camino de lo que yo pensaba con algunas ideas nuevas que aportan mas.
No recuerdo exactamente si conocía de tu blog antes de que Alberto Morales me hablase de ti en un curso de la UNIA de Baeza, al respecto de tu «Guía práctica para evitar al psicólogo». Nos dijo que le sorprendía que alguien tan joven pudiese extractar tan sabiamente lo que resume la esencia del contacto con la sabiduría interior de cada uno. Lo cierto es que alguien tan exigente, pues fue docente de algún asistente que dio fe de ello, alabando sin adulación resultó de lo más convincente. Y claro, como buena alumna, leí tu guía y, como buscadora de mi misma, me asombró tu capacidad de síntesis y coherencia (éstas son mis dos últimas metas personales).
Esta entrada tuya de hoy responde igualmente a aquel concepto que tenía de tus aportaciones de contenido, siempre de gran calidad, y un lugar de descanso para el alma. Como buscadora que sigo siendo, no sé sigo sin encontrarme o si de alguna forma ya sé que si, que existe la intuición, que todos tenemos una brújula interna que en silencio y quietud suele moverse dentro del corazón, apuntando al norte cuando el deseo es coherente con lo que somos.
Me encanta que haya profesionales tan compasivas/os al servicio de quien busca y necesita apoyo y tan humildes que sepan la diferencia entre ayudar y servir (Ahora también leo a Rachel Remen «Al servicio de la vida» e «Historias para crecer, recetas para sanar»). Soy una fan de tu blog y no se si mi vida es muy jipi pero tiendo a ello, creo que cada vez más. Gracias Marina. Feliz semana.
La mayéutica es un método de conocimiento que ya se conocía en el siglo IV antes de Cristo y sostiene que el conocimiento se encuentra de forma latente en el alma y que es necesario descubrirlo. La mayéutica se basa en que la verdad está oculta en el interior de uno mismo. La técnica consiste en interrogar al individuo para hacer que llegue al conocimiento a través de sus propias conclusiones.
El mismo Sócrates hablaba de que tenía un daimon, una especie de voz interior que le decía lo que tenía que hacer.
La idea de una voz interior que nos guía es reconfortante. Yo no soy padre, pero tengo un sobrino de diez años, y a menudo le he hablado de la importancia de cultivar una capacidad crítica en su manera de ver la vida. Que sí, que somos animales sociales, pero que no debemos dejarnos llevar por la corriente como si fuésemos borregos en mitad del rebaño. Que se cuestione por qué quiere algo y no se limite a coleccionar peonzas porque están de moda y todos sus compañeros de clase las coleccionan (eso fue hace dos años; ahora toca patinete).
Los seres humanos nacemos con un buen equipo cognitivo y estamos preparados para la inteligencia, pero tendemos peligrosamente hacia la estupidez. Las buenas lecturas, como el libro de Laurence Gonzales (que releo con el paso de los años) o este mismo blog, que está cuajado de aciertos, nos ayudan a ser reflexivos, críticos, a cuestionar las cosas, a no dar nada por sentado. Y nuestra intuición debe constituirse como nuestro máximo juez. Por eso es nuestro deber mantenerla siempre a punto, en forma, como un buen equipo de bomberos, dispuesto a darlo todo en cuanto suene la sirena de emergencia.
Como dice el autor de «Quién vive, quién muere y por qué», debemos adoptar siempre la actitud del principiante, de preguntarnos el por qué de las cosas, de maravillarnos ante la Naturaleza, de conservar cierta humildad. Ése es el espíritu del verdadero superviviente.
Buen post Marina! Es muy completo y tiene bastante jugo.
Me siento identificado con gran parte del texto. Por mi experiencia, es una fuente de alegría ver cómo despierta esa intuición interna y la hago valer. Es necesario para sentirme feliz, así salgan mejor o peor las cosas.
Por favor, no dejes de escribir…..
Marina, haces muy buenas guías. Me dan ganas de imprimirlas :-). ver si acabo de instalar el instapaper y me llevo estas cosas para siempre en el kindle.
Me ha dado que pensar este post en algunas situaciones potencialmente peligrosas o simplemente ridículas en las que me he metido por menospreciar mi intuicion.
Gracias, como siempre divertida y sabia 😉
Un placer enriquecedor leerte Marina….
Esta es sin duda mi asignatura pendiente, la confianza en mi misma. Gracias por esta guía, es muy buena.
Me reconforta mucho leer tus entradas, Marina. Acabo de leerlas con una sensación de higiene mental importante, y me quedo con un enfoque nuevo, bueno, útil y a la vez realista. Seguiré viniendo a menudo.
Aprovecho para decirte que me está gustando mucho el cursito Jipi. ¡Gracias! Un saludo
Muchos conflictos vienen por esa perpetua sordera que tenemos hacia nosotros mismos, estamos mal acostumbrados a que cuando alguien ns cuenta un problema, aconsejar y solucionarlo la vida con sabias palabras, llevo tiempo observándose y observando cuando hablo sobre todo a una amiga y al final acaba hablando ella sobre un tema suyo que acaba enlazado no se sabe como, no me siento escuchada, la digo que no quiero sus consejos, hay temas míos que no puedo hablar porque se enfada conmigo, como si fuera con ella, en fin es muy complicado, saber escuchar, entregar amor, en vez de aconsejar es todo un arte. Lo peor es que mantenemos relaciones por coodependencia porque no somos capaces de establecer un rumbo propio.